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2007 alejandro-tous.es

Diario de rodaje de 'Faraday' (6)

'Faraday': convivir con fantasmas

Diana Gómez y Alejandro Tous

De toda la vida se ha sabido de casos (horribles) de gente que vive en una casa con fantasmas. Bueno, en castillos. Lo de las casas es más del siglo XX. En la Historia de la Literatura y también en las visitas guiadas a castillos nos encontramos con fantasmas de gente noble y también con algunos tan exquisitos que no han pasado nunca con el mundo de los vivos. Lo habitual es que se centren bien en áreas recónditas de estos palacios de recreo (son palacios de recreo porque había otros para vivir el día a día, bien en lugares estratégicos del comedor, para dar mal rollo y porte a las cenas de largas mesas. Pero eso era antes, cuando había mayordomos como el de Deliranta Rococó.

Desde que la televisión se metió en nuestras vidas, y con ella el cine, los fantasmas se fueron adecuando a precios más económicos y a espacios más reducidos, pero bien aprovechados. Primero se fueron apareciendo en casas señoriales pero de barrio residencial, por ejemplo, en “Aquella casa al lado del cementerio”, o en el “caso real” – hay que entrecomillarlo – de Amityville, donde los fantasmas daban mucho por caso a gente trabajadora de la de antes, de la que recibía un sueldo y una Seguridad Social y luego podía pagarse esas casas buenas en zona residencial que ¡ah! Estaban más baratitas pero tenían un problema. Cuando una ganga es tan evidente, hay pocas opciones: la casa da a la autopista. La casa da a la vía del tren y cada dos horas parece que se acaba el mundo. La casa ha sido escenario de algún horrible crimen o ha sido construida encima de un cementerio indio. Sea culpa de la mala leche de las personas o de un promotor inmobiliario sin escrúpulos. En los cincuenta-setenta, los fantasmas ya no eran tan señoritos. La convivencia se reducía sin embargo a cosas como que de repente aparezca una figura en la ventana o que el precioso empapelado del salón se convierta en un trampantojo de cucarachas.

Cuando nosotros llegamos a este mundo lo hicimos acompañados de las televisiones privadas (Atención: estamos rejuveneciendo al equipo de la película) que decidieron que todo era poco para una guerra de audiencias. Cárdenas (bueno, aquí ya teníamos pelo, ¿eh?) inventó una revolucionaria moda periodística consistente en ir por los pueblos de esta España nuestra y sacudir todos los versos de poeta hasta que cayeran todos los faltos, desahuciados, y retrasados mentales del agro. No era extraño que estas personas encontraran el las fantasmagorías una respuesta a cosas que no podían controlar (nosotros tampoco podemos, pero tenemos estas cosas que da la urbe… el alcohol como cosa fina y no lumpen, y la ironía y las tiendas de ropa vintage), y de ahí salen personajes tan populares como Carlos Jesús. España, en vez de ofenderse, se descojonaba y a ratos asentía. Malinowsky decía que la magia era una respuesta a la sensación de desesperanza de los hombres ante un mundo que no pueden controlar. Y como eso es verdad – no solo lo de Malinowsky, sino también lo de que esto del mundo se nos escapa de las manos – es mejor perderse en los claroscuros de la realidad antes que ver lo que tienes de frente: que eres un pardillo en manos de gente que hace entender por qué Dios no quería que nadie tocara el puto árbol de la Sabiduría.

Pero el post iba de convivir con fantasmas. ¿Por qué hemos dicho todo esto? Porque ni vosotros ni nosotros somos mucho menos frikis que Carlos Jesús. Que todos somos muy listos y muy leídos pero nos encomendamos a San Juan, a la Virgen María, a San Cucufato o a Belcebú cuando las cosas se ponen feas. Y que si tuvieramos en casa un fantasma como Sonia, seguro que también intentaríamos tirarnoslo. Porque oye, otra de esas cosas de la realidad que no podemos controlar es nuestro nivel de éxito. ¿Qué tienen de malo los fantasmas? Pues nada, hombre. Y encima, desde hace un par de décadas, están en nuestro salón.

Y ahora, un nuevo vídeo, con una de nuestras actrices más queridas, Rebeca Pérez Roldán. La queremos tanto que se nos olvidó darle texto pero ella no estaba resentida ni mucho menos.

Fuente: http://www.fotogramas.es/Noticias/Faraday-convivir-con-fantasmas

Fotografia por Merrick (Spinnin 2007)